Cruzar por el Ponte Vecchio en Florencia es un paso obligado, mientras se atraviesa el río Arno y uno de los pocos puentes que los alemanes no destruyeron al irse de Italia huyendo del avance aliado.
Los orígenes del “Puente Viejo” se remontan al año 1345 lo que le convierte en el puente de piedra más antiguo de Europa.